¿Para qué quiero un CRM si ya tengo una agenda maravillosa?

Utilizar una agenda, es el primer paso de la organización personal. Desde la típica y anticuada agenda en papel hasta los programas como Outlook o Google Calendar, que si bien son mucho más avanzados y funcionales, todas se quedan cortos para las necesidades profesionales.

La principal carencia de una agenda clásica es la falta de relación entre aquello que apuntamos en dicha agenda y nuestra base de datos de clientes. Todos podemos recordar a ese comercial de antaño que guardaba todas sus agendas de los últimos años por si tenía que "buscar algo". Buscar sí, se puede buscar mucho en esas agendas... pero encontrar ya es otra cosa.

Un CRM también ofrece una agenda donde apuntar todo aquello que tenemos que hacer. La gran diferencia reside en que aquellas tareas, reuniones, llamadas, correos electrónicos, etc.. que registramos en nuestro CRM, se quedan asociadas al cliente con el que se hacen. 

Ahí cobra todo su sentido la utilización de un CRM. 

En el momento en que se empieza a utilizar un CRM ya no nos podremos conformar con apuntar las tareas que tenemos que hacer en los próximos días, si no que querremos poder saber todas las tareas que hemos hecho en el pasado con cada uno de nuestros clientes.

Nuestro CRM almacena la información más valiosa de nuestra empresa.

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